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Las pilas que usamos todos los días —en controles remotos, relojes o juguetes— pueden parecer inofensivas, pero una vez descartadas se convierten en un residuo altamente contaminante.
Se estima que una sola pila puede llegar a contaminar hasta 3.000 litros de agua, debido a los metales pesados y sustancias tóxicas que contiene. Si terminan en la basura común, estos materiales pueden filtrarse al suelo o al agua, afectando el ambiente y la salud.
Por eso, es fundamental manejarlas de manera responsable y darles el destino adecuado.
Cómo disponer las pilas de forma segura:
- Aislá los extremos. Colocá cinta en cada extremo de las pilas usadas para evitar cortocircuitos o incendios.
- Guardalas correctamente. Juntalas en un recipiente de plástico, como una botella vacía y limpia.
- Cerrá bien el envase. Esto evita que las pilas se dispersen o se dañen.
- Colocá la botella en la bolsa verde. Depositá la botella con las pilas en la bolsa de reciclado para su correcta gestión.
Recordá: ¡Nunca tires las pilas en la basura doméstica!
Cuidar el medio ambiente empieza con pequeños gestos, y este es uno de los más importantes.

